El premio al oportunismo
Nunca me ha gustado el dirigismo de los premios y creo que el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes de este año está medido por criterios de oportunismo. La ocasión es pintiparada: un ganador de moda, asturiano, fenómeno de masas e impulsor de la Fórmula 1 en nuestro país, que se ha proclamado campeón del mundo hace muy poco. Eso no se lo quita nadie. Las malas lenguas hablan de que no hay mejor foto posible que la del Príncipe Felipe con Alonso en estos momentos. Mañana copará portadas.
Repaso la lista de ganadores e históricamente demuestran injusticias flagrantes. No tengo nada en contra de Fernando Alonso, más bien al contrario. He disfrutado de cada una de sus carreras, levantándome del sillón, intentando comprender mejor el deporte para tener una buena medida de su hazaña. Estoy seguro de que dentro de diez años se lo habrá ganado con creces. Así, a bote pronto, y ciñéndome al deporte español noto serios agravios comparativos. Me faltan los nombres de Ángel Nieto, de Manolo Santana, de Di Stéfano, del Real Madrid... Si miro al deporte mundial es inconcebible que lo tenga Alonso y no lo tenga Michael Schumacher, por ejemplo. Ésa es la esencia de los Premios, al menos como yo los entiendo.
Repaso la lista de ganadores e históricamente demuestran injusticias flagrantes. No tengo nada en contra de Fernando Alonso, más bien al contrario. He disfrutado de cada una de sus carreras, levantándome del sillón, intentando comprender mejor el deporte para tener una buena medida de su hazaña. Estoy seguro de que dentro de diez años se lo habrá ganado con creces. Así, a bote pronto, y ciñéndome al deporte español noto serios agravios comparativos. Me faltan los nombres de Ángel Nieto, de Manolo Santana, de Di Stéfano, del Real Madrid... Si miro al deporte mundial es inconcebible que lo tenga Alonso y no lo tenga Michael Schumacher, por ejemplo. Ésa es la esencia de los Premios, al menos como yo los entiendo.
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