Zaragoza o Espanyol

Me encanta la final de Copa, la peregrinación de dos aficiones hacia un sueño y un billete europeo. La procesión de autobuses. En el viaje de ida, todos cantan; en el de vuelta, sólo la mitad. Me gusta el ambiente que se genera, casi de complicidad entre rivales, sabiendo que uno sólo puede ganar. Es hermosa la invasión de una ciudad, en este caso Madrid, donde llegarán cerca de 52.000 aficionados, la mitada de cada equipo. La Nacional II teñida de blanco y azul.
Futbolísticamente, el Zaragoza es más solvente que el Espanyol. Su trayectoria copera, dejando fuera a Barça y Madrid, así lo avala, pero en una final nunca hay favoritos. El Espanyol tiene la ilusión de sus muchos jugadores que nunca la han ganado y la distracción de una finalísima en plena lucha por evitar el descenso (una derrota podría ser mortífera). En el Zaragoza, saben lo que es ganarla recientemente. Se ha convertido el equipo de Víctor en un equipo copero por excelencia, que disfruta como pocos de esta competición.
Dos técnicos españoles en liza. Interesante su charla en El País. Humildes, trabajadores, jornaleros de los banquillos, seguramente con más prestigio fuera de su ciudad, que en ella. Los maños se aferran a Ewerthon y Milito y los espanyolistas a la estrella de Iván de la Peña y Tamudo.
El jueves no es festivo en toda España y el partido empieza a las 21:30. Sé que es una batalla perdida, porque mandan las televisiones, pero la fiesta más importante del fútbol español debería ser apta para niños. Los míos estarán dormidos cuando S.M. El Rey entregue la Copa. Si el horario de Champions es bueno para todos, ¿por qué no se copia?