Rodríguez Santiago, de pito fácil

Dicen que cuando alguien no pita, es que no funciona. Suelo defender a los árbitros porque son humanos y se equivocan como los jugadores. Lo que da pena es que no entiendan el espíritu del juego. Viene esto a colación de la faena o barrabasada que cometió ayer Rodríguez Santiago en Marsella con el Dinamo de Bucarest. El equipo rumano necesitaba empatar para clasificarse. El marcador reflejaba 2-1. Se descuentan cuatro minutos. Cuando se llevan 3 minutos y 55 segundos de descuento, el delantero rumano roba un balón en la presión, en el vértice del área grande, arma el pie y cuando tiene armado el pie para chutar, se oye el pito fácil de Rodríguez Santiago. Golazo de vaselina con Barthez fuera de su sitio.
El árbitro español había pitado el final del partido. Los jugadores rumanos se lo querían comer. Les había dejado fuera de Europa. El Dinamo ha reclamado a UEFA y a ver qué pasa.
Puede ser que, mirando el reglamento, tenga razón, pero no tiene ni la más remota idea de fútbol. Alguien que haya jugado, no puede hacer un estropicio así.
Rodríguez Santiago, el mismo que pitó antes del gol de Jarque al Madrid en Montjuic, con la consiguiente movida posterior, ha armado la marimorena de nuevo. El árbitro del pito fácil ataca de nuevo.