Entre ir sobrados y una exhibición hay diez centímetros

Al Barcelona se le apagó 'la luz' goleadora, pero realizó un buen partido en Lisboa. El resultado no es malo para el partido de vuelta. Sin embargo, todas las interpretaciones del encuentro pasan por lo sobrado -o sobradísimo- del equipo azulgrana o por las ocasiones perdidas. No hay término medio. La vara de medir para este Barcelona es la excelencia futbolística y la 'obligada' producción goleadora. Es cierto que tuvo todas las ocasiones del mundo y que no las materializó. Es cierto que Moratto realizó tres paradones y dos pifias sonadas con el balón en los pies. Nadie duda de que Iniesta cuajase un muy buen partido. Todo esto nos parece nada porque faltó el gol y el Barcelona está obligado a marcar, por prescripción del entorno.
Me asomo a la Prensa portuguesa y la lectura es la contraria: todo es posible en el Camp Nou y reclamación del penalti por mano de Motta. Han empatado a cero en casa y tienen sensación de victoria, de capacidad para dar la sorpresa en Barcelona.
La grandeza de los equipos se mide en estas distintas varas de medir. Ahora resulta que empatar a cero en casa es un gran resultado para los locales y malo para los visitantes. La distancia entre una exhibición sonada e ir sobrados son diez centímetros. Ésa es la grandeza y la miseria del fútbol.