Bianchi... y en botella

El Atlético es una caricatura. Más de un aficionado rojiblanco debía tirarse de los palos viendo a Javier Aguirre en el banquillo de Osasuna. El mexicano tiene la máquina engrasada, les da igual que el césped esté impracticable, que les metan un gol o lo que pase. Saben a lo que juegan, lo que quieren, están atentos y pelean. Encima tienen a un futbolista de muchísimos quilates como Raúl García. Todo lo contrario que el Atleti, que parece no tener nada. Ni actitud ni aptitud. Si acaso hay quien busca algo positivo, los rojiblancos tienen una gran cantera de porteros. Por lo demás, es un pelele, que deambula por el campo, sin ideas, sin juego, sin profundidad. Una pena.
Bianchi no tiene el pulso de esta plantilla, ni siquiera su complicidad. Los directivos rojiblancos, que mucho tienen que ver en todo lo malo que le pasa al Atleti, deben empezar a tomar medidas. Los síntomas son los propios de un equipo a la deriva, que ya suma ocho jornadas consecutivas sin ganar y que acaba el año duodécimo y a cuatro puntos del descenso. Peor, con la plantilla que tiene, imposible...