Funambulista Athletic

El Athletic transita por la cuerda floja y algo se remueve en las entrañas del fútbol español. Quizá porque fuera de argumentos políticos, admiramos su filosofía, su respeto por la tradición, por la cantera. En defintiva, sus valores. Esos mismos valores que le han convertido en uno de los tres clubes que nunca han pasado por Segunda división, como Barcelona y Real Madrid.
Ha empezado rematadamente mal la temporada, es cierto. Su peor inicio de temporada en los últimos 35 años ha disparado todas las alarmas. Cinco puntos son muy pocos. Quizás Mendilíbar no sea el hombre. Los jugadores, como cualquier equipo en crisis, parecen dos puntos peores de lo que en realidad son.
A pesar de este diagnóstico, no creo que sea carne de Segunda. Nadie duda que, sin extranjeros, juegan en una clara desventaja respecto al resto de equipos, pero eso siempre lo han suplido con un sentimiento, con una forma de entender el fútbol desde el corazón, sin intrusos -que diría Di Stéfano- y con talento. Aranzubía, Etxebe, Urzáiz o Yeste son internacionales. Es cierto que Ezquerro y Del Horno garantizaban una buena producción goleadora el año pasado y se les echa de menos.
Pero el funambulismo, aunque peligroso, sólo es mortal cuando no hay una red. El Athletic sí la tiene. Es su espíritu. Ponerse más nerviosos de lo debido ahora sería un error como una 'Catedral'.